La bodega del mundo

Reactuación y sobrevida en Pedro Costa

Resumen

Haciendo parte de una suerte de nueva trilogía que va revisando la anterior a las “cartas de Fontaínhas”, las obras Juventude em Marcha (2006) Cavalo Dinheiro (2014) y Vitalina Varela (2019) de Pedro Costa, amplían su enfoque del barrio marginal en las afueras de Lisboa hacia las vivencias de la diáspora caboverdiana residente en Portugal y hacia su existencia fracturada en tiempo y espacio, marcada por la emigración forzada, la discriminación y el abandono. Pero en vez de trabajar estas vidas denegadas apenas como material narrativo, el cine de Costa también incorpora su experiencia vital en la propia forma compositiva de sus películas. La no consecutividad de las tomas, el uso del claroscuro, de los umbrales que hacen de lo invisible una parte constitutiva del encuadre, y la rarefacción de las enunciaciones (casi siempre en forma de monólogos) son solo algunas de las maneras en que el cine de Costa se hace eco de la experiencia vital de sus personajes en la propia estructura fílmica. En este artículo propongo que esta matriz compositiva también remite (si bien de manera no referencial) a la dimensión histórica y geopolítica del Atlántico luso como origen del Plantacionoceno colonial-moderno y de su correlato contemporáneo, el “devenir-Negro del mundo” (MBEMBE, 2014).